Un tótem en el camino de acceso a las pasarelas del río Arga, junto al Molino de Caparroso, recuerda la figura de la funambulista pamplonesa Remigia Echarren Aranguren

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Un tótem en el camino de acceso a las pasarelas del río Arga, junto al Molino de Caparroso, recuerda la figura de la funambulista pamplonesa Remigia Echarren Aranguren
Conocida como ‘La Reina del Arga’, en ese mismo paraje del Molino de Caparroso cruzó el río a una altura de diez metros en 1883

La Comisión de Asuntos Ciudadanos ha visitado esta mañana el tótem en homenaje a la funambulista pamplonesa Remigia Echarren Aranguren, conocida como ‘La Reina del Arga’, colocado en el camino peatonal de acceso a las pasarelas sobre el río, en el entorno del Molino de Caparroso. Se ha elegido ese punto como recuerdo de una de las actuaciones más espectaculares de Remigia Echarren de las que hay constancia, cuando en los Sanfermines de 1883 cruzó el río Arga a una altura de diez metros frente a la máquina de Pinaquy con unos canastillos en los pies, deshaciendo después el camino con los ojos vendados.




El tótem se ha realizado en acero corten y tienen unas dimensiones de aproximadamente 1,70 metros de alto por 50 centímetros de ancho. Cuenta con un dibujo de una funambulista, a modo de silueta recortada en la propia placa, y un breve texto sobre la vida de Remigia Echarren Aranguren en castellano, euskera, inglés y francés. Se ha incluido un código QR para que las personas interesadas pueden acceden a más información sobre ‘La Reina del Arga’. El tótem se completa con los logos del Ayuntamiento de Pamplona y el grupo Nombrar Mujeres en Pamplona, cuyo objetivo es dar visibilidad a la historia de las mujeres es la ciudad y promover la igualdad de género en los nombres de calles y espacios públicos.

En mayo del año pasado la Comisión de Asuntos Ciudadanos aprobó una declaración institucional en la que se instaba a la colocación de un panel explicativo sobre Remigia Echarren, conocida también como Madamoiselle Agustini o La Reina del Arga’. Remigia Echarren cuenta ya con una calle en el barrio de Ezcaba.




Su hazaña sobre el río Arga

Remigia Echarren Aranguren fue una de esas mujeres que sobresalen por encima del tiempo que les toca vivir. Singular por su oficio de funambulista y por su destacada personalidad, Remigia Echarren nació en el barrio de la Navarrería el 11 de abril de 1953. No se sabe cuándo actuó por vez primera en la ciudad, pero ya durante los Sanfermines de 1882 ofrecía un plato fuerte en la Plaza de Toros que consistía en cruzarla por el tejado, de un extremo a otro, a través de una maroma.

Un año después tuvo lugar su hazaña sobre el Arga. El periódico Lau Buru describió el acontecimiento. ‘El espectáculo se verificó en la parte del río contigua a la fábrica de Pinaquy a las siete menos cuarto de la tarde. Un cuarto de hora antes nuestra distinguida paisana se dirigía a aquel punto y precedida de la banda de la Casa de Misericordia. Al mismo tiempo salían por la puerta de la Tejería millares de personas que fueron colocándose en las inmediaciones del río, de suerte que la pequeña explanada de la orilla izquierda del Arga y la Ripa llamada de Beloso, ofrecían un aspecto verdaderamente animado”.




“La funámbula se dispuso a empezar su travesía; el público guardó silencio unos momentos y a los tres minutos Agustini llegaba con toda serenidad al lado opuesto del no sobre el cual se había tendido la maroma a unos diez metros de altura. La equilibrista colocó los pies en unos canastillos y una vez sujeto convenientemente este calzado, cruzó aquella el río con verdadera serenidad, llegando cuatro minutos después, al término de su arriesgado viaje”. Tampoco se le resistió la Plaza del Castillo, que también cruzó con sus equilibrios. Según consta, el Ayuntamiento fue magnánimo y le agradeció las actuaciones con una donación de 500 pesetas.

Sus habilidades la hicieron famosa más allá de Pamplona. El río Pisuerga y la ría de Bilbao fueron otros escenarios en los que demostró su arte circense. Trabajó intensamente entre los años 1885 y 1892, año en que tuvo un accidente en Ondarroa cuando trabajaba en la maroma con una silla a quince metros de altura. Sufrió diversas roturas que acabaron con su vida laboral y profesional. No obstante, y pese a ello aún actuó en Pamplona en 1904. Al final de su vida, como las grandes tramoyistas de la historia, acabó en la más absoluta miseria. Falleció el 9 de enero de 1921.

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