El documento analiza ámbitos como el empleo, la corresponsabilidad, la participación, la autonomía, la educación o la violencia contra las mujeres.
Este diagnóstico analiza, gracias a una amplia diversidad de fuentes, aspectos como la demografía de la ciudad y seis áreas más: empleo, trabajo y corresponsabilidad; movilidad, urbanismo y desarrollo sostenible; participación y redes de mujeres; autonomía, hábitos saludables y deporte; educación y cultura; y, por último, violencia contra las mujeres. Finalmente, establece unos valores y estrategias para la igualdad. El análisis se ha construido desde las aportaciones realizadas por quienes son agentes imprescindibles en la ciudad, asociaciones, organizaciones y entidades que trabajan y participan en los distintos ámbitos analizados, así como personal técnico y político del Ayuntamiento.
La foto demográfica sobre la población de Pamplona que recoge el estudio se centra en datos de finales de 2013 y principios de 2014. Pamplona cuenta con 197.781 personas en el padrón de las que un 52,3% son mujeres. Entre la población inmigrante, las mujeres suponen un 48,7%. La pirámide de edad muestra un mayor porcentaje de hombres desde los 0 hasta los 45 años, con un ligero predominio de la mujer entre los 20 y los 30. A partir de los 45 años, se muestra una presencia proporcionalmente creciente de mujeres, según avanza la edad. Los barrios con un mayor porcentaje de mujeres con Ensanche, San Juan, Iturrama y Ermitagaña – Mendebaldea. Solo en San Jorge hay más hombres que mujeres.
Empleo, trabajo y corresponsabilidad
El 51,85% de las personas en paro en Pamplona son mujeres, con una tasa de actividad femenina del 53,35 (frente al 65,8% de los hombres) y con un 31% de contratos a tiempo parcial en Navarra (respecto al 6,6% de los hombres). La brecha salarial se establecía en 2012 en el 29,6%. El estudio insiste en que las mujeres son quienes de forma mayoritaria se están ocupando de los cuidados y los trabajos domésticos, por lo que son las que más hacen uso de medidas para poder conciliar como las reducciones o las excedencias por cuidados.
Se describe también como en la administración, la mayoría de las personas empleadas son mujeres (el 68% en el año 2012), mientras que en el sector industrial el trabajo es sobre todo masculino. La actividad comercial también está fundamentalmente en manos de mujeres. Si se hace una comparativa entre las situaciones de personas trabajadoras inmigrantes y autóctonas, tanto hombres como mujeres inmigrantes tienen, por regla general, peores condiciones laborales y, en el colectivo inmigrante, las mujeres son quienes ocupan los puestos que peores condiciones tienen.
La crisis económica ha aumentado la proporción de mujeres entre la población activa, que se han visto en la necesidad de buscar un trabajo remunerado o se han incorporado a la economía sumergida en vista de que sus parejas han perdido el empleo. Y siguen ocupándose del cuidado de la casa y de las personas mayores que pueda haber en la familia.
Movilidad, urbanismo y desarrollo sostenible
Parte de este epígrafe se dedica a las mujeres con diversidad funcional que sufren una doble discriminación, ya que las medidas destinadas a paliar las desigualdades de mujeres y hombres, en pocas ocasiones contemplan acciones específicas para este colectivo. En cuanto a la movilidad, los hombres usan más el coche para trabajar o para el ocio y las mujeres utilizan más el transporte público.
Existe, igualmente, una perspectiva diferente respecto a la seguridad y la peligrosidad en la ciudad. En general, las mujeres manifiestan más miedo a transitar solas por zonas apartadas o mal iluminadas. Se identifican como puntos amables aquellos en los que las mujeres se sienten seguras espacios amplios, iluminados, sin recovecos y con vida comercial y zonas transitadas.
Otros datos recogidos muestran que en Pamplona el 80% de las calles y edificios tienen nombres de hombre, aunque desde 1996 se han incorporado 21 nombres de mujeres al callejero, de los que el 57% se refiere a ciudadanas y el 19% a nombres de referencia religiosa.
Participación y redes de mujeres
En el ámbito político y en los cargos de las instituciones públicas, los hombres siguen siendo mayoría, aunque el número de mujeres va en aumento. Las motivaciones para participar en la vida pública son diferentes. Por un lado, las mujeres optan por llegar a ella a través del voluntariado social o la participación en asociaciones de tipo ocio – cultural; por otro, los hombres tiene vías diferentes de acceso a la política, entre las que destacan las redes de influencia. En cualquier caso, la realidad, dice el análisis, demuestra que los cambios en la participación institucional de las mujeres han venido precedidos por reformas legales que han establecido algún tipo de cuota (por ejemplo, un mínimo del 40% de cada sexo en listas electorales). Los ámbitos de toma de decisión están copados por hombres en abrumadora mayoría.
En Pamplona existen 23 asociaciones de mujeres y 12 colectivos feministas. Hay una impresión generalizada de que el movimiento asociativo está evolucionando hacia otros modelos de participación. Desde el Ayuntamiento se proponen consejos y mesas de participación (como el Consejo Municipal de la Mujer) como herramienta para potenciar las políticas de igualdad.
Autonomía, hábitos saludables y deporte
Los equipos profesionales que trabajan en Pamplona con personas en riesgo de exclusión o en situaciones de especial vulnerabilidad señalan a las mujeres solas con hijas e hijos como el colectivo más numeroso. En Navarra existen un 1,8% de hogares monomarentales o monoparentales de los que un 83,3% los conforman mujeres y un 16,7% hombres. Se analiza también el tema de la prostitución, ejercida mayoritariamente por mujeres que persiguen como principal objetivo la supervivencia. La impresión generalizada es que hay una mayor utilización de servicios de prostitución por parte de la población joven.
Sobre salud, enfermedades que afectan más a mujeres como el cáncer de mama, la fibromialgia o la esclerosis múltiple provocan en muchos casos que las mujeres dejen de trabajar. El hecho de que los recursos sanitarios públicos sean insuficientes, según dice el diagnóstico, hace que el acceso a otros recursos sanitarios está directamente condicionados a la situación económica de la unidad familiar. Se insta también a que se aborde la educación sexual desde la educación primaria y se señala que Pamplona no cuenta con un centro de orientación sexual dirigido a jóvenes.
Al respecto de la práctica deportiva, se incentiva menos a las chicas y existen menos recursos para ellas. Los datos muestran que el abandono en la práctica deportiva a medida que se avanza en el itinerario educativo es más acusada en las chicas, que retoman después, con 25 – 30 años esa actividad con el objetivo principal de cuidarse.
Educación y cultura
En la actualidad, existe la creencia generalizada de que la igualdad entre chicas y chicos ya se ha logrado en el mundo educativo, en la medida en que la escolarización es obligatoria, los resultados académicas de las chicas son superiores y su acceso a las carreras conocidas tradicionalmente como masculinas es cada vez mayor. Sin embargo, las elecciones académicas – vocacionales muestran una clara segregación tanto en Secundaria como en la FP y en las carreras universitarias.
El análisis señala que la coeducación no está presente en los currículos educativos, entre otras cosas por falta compromiso de las instituciones y por la ausencia de asignación de recursos también para formación del profesorado. Se refleja, asimismo, un desigual nivel de tolerancia entre chicos y chicas en relación a cuestiones como el bajo rendimiento académico y la agresividad, siendo más permisivos con ellos.
Sobre la cultura, en Pamplona, las principales consumidoras con las mujeres, con un perfil de alrededor de los 40 – 45 años. Las dificultades en el mundo artístico se agravan en el caso de las artistas, para las que es más complicado hacerse un hueco y un nombre en el mundo del arte y la creación. Concretando en el ámbito de las fiestas, se considera que los contenidos de los actos programados tiene a los hombres como principales destinatarios, se destaca la ausencia de corresponsabilidad en las fiestas y, sobre todo, preocupan cada vez más las agresiones que se producen en espacios festivos.
Violencia contra las mujeres
Cada año el Servicio Municipal de Atención a la Mujer atiende 80 nuevos casos de violencia de género. El 32% de las mujeres atendidas por el SMAM tienen entre 30 y 39 años. En cuanto a denuncias, el 54% de las que se interponen en Navarra por violencia de género son de mujeres de Pamplona y el 80% son contra su pareja o expareja. La impresión de los equipos profesionales que trabajan en ese ámbito es que, en lo que a violencia psicológica se refiere, hay más casos de los que se identifican. Asimismo consideran que la violencia sexual es la más oculta y la violencia en el entorno familiar, la más complicada de afrontar.
El análisis refleja también que la violencia comienza entre las jóvenes con episodios de control (teléfono, amistades, redes sociales), que se pasan por alto o incluso se aceptan y van agravándose. Y es que no siempre el maltrato psicológico lo identifican como violencia. Incluso con la paradoja de que muchas jóvenes, con un mayor nivel de estudios, la justifican, mientras sus madres son más conscientes de la situación. En el caso de mujeres inmigrantes, la situación se agrava por el desconocimiento de los recursos, mecanismos o el propio idioma y por el hecho de no contar con una red sólida de apoyo. Las mujeres mayores de 50 años o de 65 años, por falta de recursos, por tener hijas e hijos menores o por otras causas, terminan asumiendo y soportando situaciones graves de violencia.
Culturalmente, se siguen asociando los casos de violencia de género con mujeres inmigrantes, con bajo nivel cultural o sin trabajo, cuando la realidad demuestra que no es así, la violencia sucede en todos los niveles sociales y culturales. Los servicios de atención a víctimas y los cuerpos de seguridad señalan que la mayor parte de las situaciones no se denuncian, dándose la circunstancia incluso del número creciente de agresores que se adelantan a interponer una denuncia antes de que ella lo haga.
Valores y estrategias para la igualdad
El diagnóstico termina apelando a los valores y las estrategias para la igualdad, valores que reconozcan la diversidad y respeten las diferencias entre las personas y estrategias que lo faciliten y lo consoliden. Entre las estrategias más eficaces para avanzar en igualdad están las políticas públicas de igualdad. Hay que actuar ante los graves déficits a nivel de valores igualitarios y hay que erradicar el sexismo para cambiar los roles y estereotipos existentes.
Todo ello se articula con una doble estrategia: por un lado, consolidar los recursos existentes y, por otro, habilitar otros nuevos que permitan compartir objetivos a las organizaciones de mujeres, a los movimientos ciudadanos, a las agendas políticas y a las administraciones públicas para hacer posible el avance hacia la igualdad al ritmo que requiere la sociedad.