El desarrollo urbanístico de la ciudad ha conservado algunos espacios naturales pero otros han sido afectados por la urbanización
El desarrollo de la trama urbana de Pamplona ha conllevado tanto el mantenimiento de los sistemas ecológicos en algunas zonas como acciones que han afectado a la calidad del paisaje en otras. Ejemplos de estas últimas se encuentran en vegas, laderas y espacios inundables que se han ocupado por barrios como la Rochapea o vaguadas como Lezkairu. Entre las zonas de mayor calidad ecológica y paisajística por el mantenimiento de los ecosistemas se encuentra las laderas del monte Ezkaba y todo el territorio fluvial de los ríos Arga, Elorz y Sadar. Estas orillas tienen las características de los tramos medios de los ríos de montaña y se encuentran flanqueadas por grandes paredes denominadas ‘ripas’ de margas grises. Además, los ríos en esos tramos suelen forman los meandros, como ocurre en Pamplona, que generan territorios fértiles.
A ellos se unen, como espacios de ricos en biodiversidad, las regatas y los barrancos que completan la red fluvial, las numerosas zonas verdes y arboladas y otros espacios marginales con vegetación cultivada o natural y de gran valor como reservas que son de la flora y la fauna. Muchas de estas zonas más discretas o marginales no están catalogadas ni cuentan con ninguna protección a pesar de su enorme potencial ecológico. Son espacios que en el desarrollo de la ciudad han quedado desdibujados y ocultos por nuevas urbanizaciones o por la reorganización de la topografía. Con este diagnóstico aparecerían catalogadas, lo que permitiría que recibieran una atención especial.
Tener todos los ecosistemas en mapas
Para llevar a cabo el diagnóstico se va a realizar una cartografía de detalle en la que se unirá la información ya elaborada por el Ayuntamiento de Pamplona con la existente en el Gobierno de Navarra y con la publicada por otras entidades. Se trabajarán mapas de geomorfología, estudios de vegetación, cartografía de hábitat, cuadrículas de presencia de fauna y conteos de avifauna, además de todos aquellos trabajos sobre la fauna y la flora de Pamplona que se consideren relevantes.
De esta forma se dispondrá de la información reflejada cartográficamente en un mapa de diagnóstico que servirá como herramienta para valorar el estado de los sistemas naturales tanto en los suelos no urbanizables como en el resto de suelos urbanos a partir del análisis de sus características ecológicas y paisajísticas.
El dibujo en mapas permitirá también impulsar los denominados ‘corredores ecológicos’, esos espacios que conectan las zonas de gran valor ecológico entre sí para que no queden aisladas unas de otras a modo de islas. Por ejemplo, en Pamplona, teniendo en cuenta que el río Arga recorre gran parte del término municipal habría que estudiar las opciones de conexión con otro punto importante de los ecosistemas de la ciudad, las laderas del Monte Ezkaba. Las laderas están catalogadas como suelo no urbanizable y podrían ser incluidas en la categoría de suelo de protección de valor ambiental en la subcategoría de conectividad territorial.