La peculiaridad de la técnica, el colorido y el brillo, principales características de una exposición abierta hasta el 19 de octubre
El concejal delegado de Educación y Cultura, Fermín Alonso, y el artista Joaquín Gil han presentado esta exposición, que destaca por su colorido, por su brillo, por su investigación en las formas y por la peculiaridad de su técnica. El mosaico hunde sus raíces en la antigüedad, en la Grecia y Roma imperiales, con obras que han sobrevivido a los siglos en calzadas, villas o murales. Tras un periodo decadente, a finales del siglo XX resurge de la mano de reconocidos autores como Antonio Gaudí o Gustav Klint en algunas de sus construcciones y obras más famosas.
Joaquín Gil muestra en el Horno una selección de sus trabajos, con una temática variada en la que se incluyen representaciones de toros, de meninas, de la Venus de Willendorf, de sillas o de otros elementos figurativos, todos ellos creados mediante la técnica del mosaico, con teselas de una gran cromatismo, que delimitan la forma y la dotan de personalidad propia al entrar en contacto con la luz. Precisamente esa ‘magia del mosaico’, es decir, ese juego de colores, luz, brillo y volumen, es lo que el autor ha buscado en la exposición. Técnica milenaria, con un toque personal, en la que se puede ver la adaptación del mosaico a la escultura de las vanguardias del siglo XX y a las nuevas tendencias escultóricas del siglo XXI.
La exposición ‘La magia del mosaico’ se puede visitar en el Horno de la Ciudadela de martes a viernes, de 18.30 a 21 horas; el sábado, de 12 a 14 horas y de 18.30 a 21 horas; y los domingos y festivos, de 12 a 14 horas.
¿Por qué mosaico?
Hace unos 25 años, paseando por lo que fue una antigua fábrica de mosaicos, Joaquín Gil se muestra fascinado por el brillo, los colores y los tonos que se desprendían de las paredes y los escombros. La luz incidía en los pequeños trozos de mosaicos de todos los colores haciendo que cada tesela adquiriera unas cualidades propias. A partir de entonces escogió el mosaico como actividad mediante la cual expresa sus ideas y conceptos artísticos y trata de crear una nueva versión de esta técnica milenaria, casi en desuso, para adaptarla al siglo XXI. Para ello, intentó perfeccionar el método de aplicación, denominado trencadís, que emplearon Gaudí y sus discípulos. Ese método consiste en unir teselas, normalmente irregulares, pegadas sobre distintas superficies, consiguiendo un cromatismo con la cerámica esmaltada de colores vivos para causar el máximo efecto de brillo posible cuando le incide la luz.
Joaquín Gil Enériz nació en Tudela en 1954. Desde pequeño comenzó a dibujar y pintar e incluso acudió a clases nocturnas de dibujo en el Centro Castel Ruiz impartidas por el pintor tudelano Pepe Serrano. A pesar de ello, se considera un artista de formación autodidacta, una formación marcada por la inquietud, la curiosidad, la investigación y la autodisciplina. En su juventud se inició en la pintura tanto al óleo como acrílica, aunque su apuesta años después se centró en la técnica del mosaico.
La peculiaridad de su arte hace que, a las exposiciones en las que participa, se sume su colaboración en la década de los noventa prestando sus obras en tiendas de decoración en escaparates de su localidad natal. La Galería de Arte María Forcada de Tudela ha acogido durante muchos años una exposición permanente de su obra. Ha expuesto, asimismo, en la Casa de la Cámara de Tauste (Zaragoza), ha participado en la muestra colectiva de 43 artistas tudelanos titulada ‘Tudela sigue creando’ y ha mostrado sus creaciones en la UNED de Tudela, en el Palacio del Marqués de San Adrián, bajo el título ‘Pasión por el mosaico’.
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