El alcalde de Pamplona recibe al pintor Julio García de la Peña

El alcalde de Pamplona, Enrique Maya, ha recibido en su despacho de la Casa Consistorial al pintor pamplonés Julio García de la Peña. García de la Peña, que hoy celebraba su 88 cumpleaños, ha acudido acompañado de sus familiares y la ha mostrado al alcalde algunas de sus obras.

Julio García de la Peña nació en Pamplona el 10 de diciembre de 1926. Pintor de óleo y acuarela, ilustrador, diseñador de muebles y de objetos decorativos o decorador de interiores son muchas de las facetas a las que se ha dedicado a lo largo de su vida. Sus primeros pasos los dio como ilustrador y dibujante de revistas de la época como El Hogar y la Moda, Lecturas o Pregón. En 1955 realizó su primera exposición en la Sala Ibáñez de Pamplona y a partir de entonces expuso con regularidad en distintos espacios de la capital navarra, de Barcelona, de Zaragoza o de Vitoria, alternando su nombre con el seudónimo Paq Fanjul. Asimismo fue artífice de carias iniciativas empresariales como la primera tienda de decoración que se abrió en Pamplona o una fábrica de diseño y elaboración de muebles de madera y forja.

En 1967 se desplazó con su familia Montreal (Canadá), donde se diplomó como Decorador Proyectista e Interiorista en la École des Décorateurs Ensambliers de Québec y donde ejerció como profesor de la escuela de formación de maestros Ville Marie. De regreso a España, en 1973 abre la primera galería de arte privada de Pamplona en la plaza Conde Rodezno y realiza las primeras subasta de arte en la ciudad. A finales de los 70 se traslada a vivir a Marbella donde compaginó su actividad artística con la docencia siendo profesor de bellas artes, diseño y perspectiva.

Su obra pictórica está influenciada por las múltiples facetas a las que se ha dedicado a lo largo de su vida, desde el dibujo a la decoración, sin olvidar la publicidad o la ilustración. Su temática no se aleja de lo propio de su época, ya que ha realizado una pintura bastante costumbrista, estrechamente ligada al paisaje y a la naturaleza, en la que predominan colores suaves, matizados y sin estridencias, aspectos este último que sí se ha permitido en obras más decorativas.