De esta forma continúa la línea de exposiciones municipales sobre artistas navarros del siglo XX inaugurada con ‘Ciga y París (1912-1914)’
La exposición recoge 60 obras que giran sobre temas tan diferentes como los retratos, los paisajes, la naturaleza muerta o la religión. La muestra cuenta además con dos actividades complementarias. El 19 de mayo habrá una mesa redonda sobre Enrique Zudaire en el Palacio del Condestable a las siete de la tarde en la que participarán el comisario de la muestra, José Mª Muruzábal; su sobrino, Javier Zudaire, y el crítico de arte, Salvador Martín Cruz. Unos días más tarde, el 25 de mayo, se realizará una visita a la muestra guiada por José Mª Muruzábal a las doce del mediodía.
De esta forma continúa la nueva línea de exposiciones del Ayuntamiento de Pamplona sobre artistas navarros del siglo XX ya fallecidos que comenzó la semana pasada con la muestra ‘Ciga y París (1912-1914)’ sobre el pintor Javier Ciga y que puede verse en el Palacio del Condestable hasta el 21 de junio.
Mezcla del Norte y del Mediterráneo con admiración por los clásicos
En el catálogo de la exposición se pone de manifiesto la “mezcla entre lo norteño y lo mediterráneo” y la admiración de Zudaire por “los grandes maestros clásicos españoles” como Velázquez, Goya y el Greco, a los que se unen los navarros Javier Ciga, su maestro, y Jesús Basiano. Trabaja principalmente la pintura al óleo sobre lienzo, aunque también lo hace sobre tabla y, más esporádicamente, sobre cartón. Entre las características que pueden citarse para definir su obra se encuentran el dominio del dibujo, el empleo de la luz y el uso de una paleta de colores y tonalidades amplia en la que no utiliza un tono más que los demás.
Zudaire estuvo “preocupado por el dibujo y consta que dedicaba mucho tiempo a practicarlo” y se empleó en “hacer mano dibujando modelos en vivo, que posaban para los pintores, en el Real Círculo Artístico de Barcelona. La mayoría de los dibujos son de modelos femeninos desnudos, en diversas poses y situaciones”. Los realizaba tanto a carboncillo como a lápiz.
Sobre todo, pintor de figuras humanas
Respecto a las temáticas, cuatro son los temas que trabaja; principalmente la figura humana, a la que en menor medida se unen los paisajes y las naturalezas muertas, y por último, los iconos religiosos. Zudaire pintó en muchas de sus obras figuras humanas, sobre todo las femeninas “en interiores, intimistas, melancólicas, desdibujadas, resultan especiales, atrayentes, y revelan la mano de un artista pintor muy dotado para el arte, dominador de la técnica y trasmisor de auténtica belleza estética”. También destacan sus autorretratos y retratos, en este caso predominantemente masculinos como puede verse en la exposición de Conde de Rodezno.
El segundo de los temas importantes en la producción pictórica de este artista es el paisaje, tanto el de su tierra natal al inicio de su trayectoria con “óleos muy alejados de lo que posteriormente será su pintura, obras muy dibujísticas, lineales y con escasas matizaciones” como posteriormente el de Cataluña y Barcelona con sus playas, sus rincones rurales o los puertos.
En el apartado de naturaleza muerta se recogen cuadros que “enlazan con la mejor tradición de la pintura española” y en los que aparecen principalmente flores y algunos bodegones con animales o frutas. Aunque minoritaria en su producción, la exposición también recoge muestras de la producción pictórica religiosa de Zudaire como las representaciones de San Pablo y de la Virgen Dolorosa.
Una vida dedicada a la pintura y con penurias económicas
Enrique Zudaire Iriarte nació en Pamplona en 1914 y falleció en la misma ciudad en 1984, aunque su familia se trasladó a Tafalla cuando él tenía dos años. Fue su padre Álvaro quien le inició en el mundo de la pintura. Continuó su formación en la academia del pintor Javier Ciga los años previos a la Guerra Civil. En Tafalla trabajó de pintor, artesano y decorador. Después de tomar parte en la Guerra Civil se instaló en Pamplona en donde se casó y tuvo un hijo.
En 1943, deja Pamplona y parte solo a Barcelona, decidido a convertirse en pintor artístico. Poco antes participa en una exposición colectiva organizada por Educación y Descanso, una de las pocas exposicoines en las pudo verse su trabajo en Pamplona, ya que como recoge el catálogo “fue muy tardíamente reconocido en su tierra natal”. En Barcelona se dedicó profesionalmente a la pintura, centrando su vida entre el Real Círculo Artístico y su taller. Las dificultades económicas le llevaron a crear obras encargadas por marchantes y que no firmaba. Hasta la última década su vida, en la que también vuelve a recuperar la relación con Navarra y con su familia, no participa en exposiciones individuales. Además, es entonces cuando conoce al coleccionista y marchante Fernando Martínez, lo que le da proyección y una situación económica más desahogada. Tras su fallecimiento se organizaron cuatro exposiciones individuales, sin que se hubiera realizado ninguna antológica hasta hoy.
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