La comunidad Kemendi de Mendillorri, la primera en ponerse en marcha, celebra este jueves su primera asamblea general para sus más de 110 socios
Pamplona ha dado en los últimos meses un fuerte impulso a las comunidades energéticas, como una opción de consumo verde y responsable dirigido a la ciudadanía en general. A través de estas entidades se pretende aprovechar al máximo los beneficios derivados de la penetración de las energías renovables en la sociedad: permitiendo la participación ciudadana en la generación de esta energía, impulsando la eficiencia energética a nivel doméstico, y como ayuda para combatir la pobreza energética. En la actualidad, son ya cuatro los barrios de la ciudad que están analizando los beneficios de esta alternativa de generación y consumo energético. Se trata de Mendillorri, Rochapea, Ermitagaña-Mendebaldea y Milagrosa-Arrosadía. La comunidad Kemendi, de Mendillorri, es, a día de hoy, la más avanzada, hasta el punto de que cuenta ya con 114 socios (particulares y empresas), que este jueves, día 29, celebran su primera asamblea general.
El resto de comunidades se encuentran en distinto nivel de desarrollo, pero todas muestran un creciente interés entre el vecindario. No en vano, esta alternativa permitirá a los vecinos participar en instalaciones de autoconsumo colectivo situadas en su propio barrio, con la consiguiente reducción de sus facturas energéticas, y contribuir en las inversiones y sus retornos a través de financiación colectiva (crowfdunding). Para la consecución de estos objetivos, el Ayuntamiento de Pamplona tiene prevista la cesión de instalaciones fotovoltaicas y de cubiertas para la ejecución de nuevas instalaciones por las comunidades en los diferentes barrios de la ciudad. De esta manera, a la Comunidad Energética Kemendi se le ha cedido la instalación fotovoltaica municipal construida en el colegio público El Lago de Mendillorri – Mendigoiti, así como la utilización de la cubierta del colegio público Elorri para que puedan construir su propia instalación.
Por su parte, el pasado día 15, se presentó al vecindario del barrio de Rochapea la recién constituida Comunidad Energética Arrotxa-E después de un proceso que arrancó en noviembre de 2022. Esta comunidad puede participar en la instalación fotovoltaica del aparcamiento solar de Cardenal de Ilundain, que se encuentra en fase de ejecución; o la instalación fotovoltaica de las viviendas de San Pedro, por ejemplo. El barrio cuenta con una oficina de información energética en el Museo de Educación Ambiental, dentro del proyecto europeo oPEN Lab, para asesorar a la ciudadanía sobre consumo energético.
En una fase todavía más incipiente se encuentra la comunidad de Ermitagaña-Mendebaldea, en torno a la instalación fotovoltaica del colegio José María Iribarren. En los últimos meses se han realizado cuatro sesiones formativas a las personas interesadas del barrio y se ha creado un grupo motor, que analice las mejores alternativas para la constitución de la comunidad. La comunidad de Milagrosa-Arrosadía, por su parte, está aún pendiente del inicio del proceso participativo, previsto para fin de año.
Todas ellas se basan en la participación ciudadana como elemento clave en la generación y el consumo de energía limpia. Son ejemplo de colaboración entre diferentes agentes, públicos, privados, empresas o la propia ciudadanía, para el desarrollo de proyectos energéticos. De ahí que estén integradas por socios y socias, como el caso de Kemendi, que participan en las decisiones de la comunidad.
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